La otra cara de la adversidad

La adversidad tiene dos caras. La que daña y la que reconforta. Por suerte. Y de ambos semblantes saben, y mucho, José Miguel y María Luisa. Ellos son una de las muchas familias que sufrieron los devastadores efectos de la dana que asoló la comunidad valenciana el pasado otoño. Ellos son una de las muchas familias que comprobaron en primera persona cómo entre tanto dolor florece la solidaridad de conocidos y desconocidos, de tantos y tantos seres humanos solidarios y comprometidos, personas que siempre dan un paso al frente cuando se las necesita. Ellos protagonizan una historia de esas que nos gusta contar y que tiene otros nombres propios como Mario, Luisa, Iván y nuestra asociación Anasbabi ciliopatías. ¿Nos acompañas para conocer todos los detalles y quedarte con un sabor de boca inmejorable?


Pues comenzamos. Aunque para ello tenemos que recordar aquella terrible tarde del 29 de octubre de 2025. José Miguel y Maria Luisa viven en Picanya, a pocos metros del barranco del Poyo. La dana arrasó su casa, en la que conviven con sus tres hijos y con el padre de ella. Tendrán que darse tiempo para borrar de su memoria aquella terrible noche, en la que se vieron obligados a buscar refugio en la terraza.


El agua se llevó toda la planta baja, muros y tabiques incluidos. No les queda más remedio que rehabilitar toda la vivienda. En esa misma zona vive nuestro vicepresidente, Iván Rodríguez. Y en la asociación tenemos una responsable de Relaciones Institucionales que hace un par de año trajo a nuestras vidas a un joven poeta, músico frustado, pero sobre todo un hombre con un corazón enorme: Mario de Las Sagras.


Mario, siempre generoso, decidió donar la recaudación de dos festivales a los damnificados de la dana. Parte del dinero, como no, para unas librerías. Le quedaban 850 euros. Y entonces pensó en su, como él mismo dice, luz de neón, Luisa Martín. No hicieron falta muchas palabras. "Luisa tengo un dinero y he pensado en vosotros", dijo él. "No te preocupes, lo hablo con Iván y Carolina, que son de allí", contestó ella. E Iván pensó en sus vecinos.


Son 850 euros, dinero que irá destinado a sufragar la reparación de la puerta del garaje. Para nosotros, como asociación, es un orgullo que Mario haya pensado en Anasbabi. Sabíamos que en esta gran familia, a la que cada vez se van uniendo más voluntario/as, hay personas generosas que conocen a otras personas también generosas y que ayudan a construir un mundo mejor. Porque no se trata del dinero, que bienvenido sea, sino de la intención de ayudar a quien lo necesita. Así que gracias Mario. Gracias Luisa e Iván. Y a José Miguel y María Luisa les deseamos, de todo corazón, lo mejor de lo mejor.


Nos gustaría que la vida solo tuviera una cara. Pero cuando vienen mal dadas, reconforta saber que siempre hay alguien dispuesto a echar una mano. Aunque no te conozca. Eso se llama solidaridad y compromiso. Algo que practicamos en nuestra asociación.